El esmalte de uñas, o la laca para uñas está destinado a aplicarse a las uñas de los dedos de las manos y de los pies con fines cosméticos pero también para la protección de la uñas.
La costumbre de pintarse las uñas parece haberse originado en China alrededor del año 3.000 antes de Cristo. Sin embargo, los japoneses y los antiguos romanos se pintaban las uñas desde los tiempos más remotos, de tal forma que es difícil saber quiénes fueron los primeros. Los chinos usaban laca coloreada hecha con goma arábiga, claras de huevo, gelatina y cera de abeja. También solían usar una mezcla consistente de rosas machacadas, orquídeas y pétalos de otras flores.
Los egipcios usaban los tintes de color rojo a café derivados de la henna para pintar las uñas así como las puntas de sus dedos. La realeza china frecuentemente mezclaba partículas de oro o de plata con los tintes para uñas. Un manuscrito del siglo XV de la dinastía Ming cita al rojo y al negro como los colores de elección de la realeza.
Los egipcios usaban también el color de las uñas para indicar las diferencias sociales. La reina Nefertiti, esposa del rey Akenatón, teñía sus dedos y uñas de color rojo rubí. Cleopatra prefería el rojo quemado. Las mujeres de bajo rango sólo podían teñir sus uñas de colores pálidos.
Para el siglo XIX, la costumbre de teñirse las uñas se había extendido bastante, aunque en aquellos tiempos y hasta principios del siglo XX las mujeres solían preferir un aspecto de laca transparente en vez de colores intensos.
La mayor parte de los esmaltes para uñas están hechos de nitrocelulosa disuelta en algún tipo de solvente a lo cual se le añaden los pigmentos. También suelen incluirse en la mezcla resinas, elementos plastificantes y polímeros adhesivos para hacerlos más duradero y flexible, evitando así que se desprendan fácilmente de la uña.
Recientemente se han desarrollado esmaltes para uñas basados en agua a la cual se le agrega una emulsión de polímeros de acrílicos. Todo esto con la finalidad de eliminar elementos tóxicos como los ftalatos, toluenos y el formaldehído.
La costumbre de pintarse las uñas parece haberse originado en China alrededor del año 3.000 antes de Cristo. Sin embargo, los japoneses y los antiguos romanos se pintaban las uñas desde los tiempos más remotos, de tal forma que es difícil saber quiénes fueron los primeros. Los chinos usaban laca coloreada hecha con goma arábiga, claras de huevo, gelatina y cera de abeja. También solían usar una mezcla consistente de rosas machacadas, orquídeas y pétalos de otras flores.
Los egipcios usaban los tintes de color rojo a café derivados de la henna para pintar las uñas así como las puntas de sus dedos. La realeza china frecuentemente mezclaba partículas de oro o de plata con los tintes para uñas. Un manuscrito del siglo XV de la dinastía Ming cita al rojo y al negro como los colores de elección de la realeza.
Los egipcios usaban también el color de las uñas para indicar las diferencias sociales. La reina Nefertiti, esposa del rey Akenatón, teñía sus dedos y uñas de color rojo rubí. Cleopatra prefería el rojo quemado. Las mujeres de bajo rango sólo podían teñir sus uñas de colores pálidos.
Para el siglo XIX, la costumbre de teñirse las uñas se había extendido bastante, aunque en aquellos tiempos y hasta principios del siglo XX las mujeres solían preferir un aspecto de laca transparente en vez de colores intensos.
La mayor parte de los esmaltes para uñas están hechos de nitrocelulosa disuelta en algún tipo de solvente a lo cual se le añaden los pigmentos. También suelen incluirse en la mezcla resinas, elementos plastificantes y polímeros adhesivos para hacerlos más duradero y flexible, evitando así que se desprendan fácilmente de la uña.
Recientemente se han desarrollado esmaltes para uñas basados en agua a la cual se le agrega una emulsión de polímeros de acrílicos. Todo esto con la finalidad de eliminar elementos tóxicos como los ftalatos, toluenos y el formaldehído.
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1 comentario:
Que puedo decir? me encanta este invento ^^
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