Como muchos otros inventos, el Tupperware nació por accidente. El comerciante e inventor estadounidense Earl Silas Tupper (1907-1983) trabajaba como empleado de la compañía química DuPont a comienzos de los años '30 y experimentaba con polímeros sintéticos, (el ingeniero Wallace Carothers había descubierto en 1928 el poliéster, la poliamida y el neopreno trabajando para DuPont) cuando descubrió un método para purificar los
desechos del proceso de refinación de petróleo y convertirlos en un material durable, flexible y sin ninguna propiedad tóxica.
Earl Tupper era hijo de granjeros de Massachusetts y soñaba con ser como Leonardo Da Vinci, Thomas Edison o Henry Ford, además de soñar con ser millonario. Tomaba cursos de técnicas de ventas por correspondencia ya que estaba convencido de que el secreto del éxito residía en la publicidad y el marketing. Siempre anotaba sus ideas en trozos de papel y se las guardaba en los bolsillos, donde se podían leer algunas como una mejora para los portaligas de mujer, un clip para colgar el peine de un cinturón, pantalones que no necesitaban plancharse y hasta un barco impulsado por peces.
El descubrimiento de este polipropileno sintético le permitió primero comenzar a fabricar piezas plásticas para las máscaras de gas utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial, para luego de terminado el conflicto mundial dedicarse a fabricar los primeros recipientes plásticos para conservar alimentos. Esta segunda utilización de su invento se le vino a la cabeza luego de darse cuenta que la American Way of Life de posguerra generó una avalancha de electrodomésticos hogareños, entre los que se destacaba el refrigerador eléctrico y de gas.
El famoso "Tazón Maravilla", como lo patentó Earl Tupper durante su lanzamiento en 1946 llamó la atención de los consumidores de inmediato. Su mágico cierre hermético, que además permitía expulsar el aire, era la solución a incontables problemas para conservar frescos y limpios tanto alimentos como otro tipo de productos no comestibles.
Hasta ese momento quedaba bastante claro que Earl era un astuto inventor y analista de mercado como para haber logrado introducir su producto estrella en el momento oportuno. Pero no fue el momento ni el interés del consumidor lo que postergó durante varios años más el éxito masivo de los Tupperware, sino un efecto de desconfianza entre los interesados, principalmente por lo complejo de su sistema de apertura y cierre hermético.
Hasta comienzos de la década del '50 las ventas se mantuvieron en un nivel bajo y no muy esperanzador para el futuro del Tazón Maravilla. Fue ahí cuando otro golpe de suerte (o del destino) bien aprovechado, estaba esperando a Earl Tupper.
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1 comentario:
un mundo sin tuppers es como un mundo sin... uhmmm pajaros? xD ^^
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