martes, 26 de agosto de 2014

En busca de la tumba de los dioses en Teotihuacan

Para llegar al inframundo, a las entrañas del templo de la Serpiente Emplumada, la pirámide de donde emanaba el poder de Teotihuacan, una de las sociedades más complejas y menos conocidas del México prehispánico, hay que bajar quince metros bajo tierra y empezar a recorrer un túnel sellado hace 1.800 años con 25 muros y toneladas de piedras y tierra. Fue descubierto en 2003 pero todavía guarda su mayor sorpresa: lo que los arqueólogos esperan que sea el cementerio de los gobernantes de la conocida como 'ciudad de los dioses'. 

"Es algo increíble", dice el director del proyecto Tlalocan ('camino bajo la tierra' en náhuatl), el arqueólogo mexicano Sergio Gómez, que este otoño prevé anunciar los primeros resultados oficiales de la excavación. 

Recorrer los cien metros del túnel que acaba en tres cámaras situadas justo debajo del eje de la pirámide es un viaje al 'inframundo', recreado a imagen y semejanza del mundo exterior. Los teotihuacanos excavaron hasta llegar a los mantos freáticos para que el agua inundara algunas partes, "como si fueran ríos", explica Gómez mientras guía a el mundo hacia "la región sagrada de los muertos. La emoción se refleja en su rostro.

A pocos metros de la entrada un agujero vertical perfecto conecta con el exterior. Hace 2000 años quizás fue un observatorio astronómico. Hace una década fue el lugar que se hundió por azar durante los trabajos de conservación de la pirámide de la Serpiente Emplumada y desveló a Gómez y a su colega francesa Julie Gazzola, la existencia del túnel. 

Una vez en el interior, después de bajar por una instalación metálica similar a la de una mina, el silencio es sepulcral. Unas tablas de madera en el suelo permiten caminar sin dañar la excavación y atraviesan los muros que hace casi dos milenios quisieron evitar la llegada de intrusos. Al menos en una ocasión fueron reabiertos por los propios teotihuacanos y vueltos a sellar. En el techo hay polvo metálico (pirita, magnetita), era su cielo. 

"Cuando entraban con las antorchas, ese polvo, que molieron y con el que pintaron las paredes, debía brillar como si fuera la cúpula celeste". A mitad del túnel, que va de oeste a este, dos cámaras se abren, una a cada lado. En una de ellas, había "más de 300 esferas metálicas de tamaños que van de los 2 a los 25 centímetros cuyo simbolismo desconocemos". "¿Tal vez gotas de agua?", se pregunta Gómez A unos 30 metros del final, el túnel desciende. "A partir de aquí no se puede pasar", advierte el arqueólogo. Al otro lado está el gran hallazgo en el que todavía trabajan, las tres cámaras que sospechan albergan a los gobernantes de Teotihuacan. 

 "Cuanto más nos acercábamos al final más ofrendas había". En total, llevan rescatados 70.000 entre esferas, cuentas de collares de jade, miles de semillas (algunas de plantas rituales), esqueletos de felinos que podrían ser jaguares, miles de utensilios de madera aparentemente bastones de mando, cientos de esculturas... 

 "Tardaremos años en analizar todo lo que estamos encontrando pero lo más importante sería hallar las tumbas de los gobernantes porque nos daría claves para entender cómo se organizaba el poder". "Por ejemplo -continua el investigador-, si hubiera varios cuerpos, hacer pruebas de ADN podría mostrarnos si el poder era hereditario".

http://www.elmundo.es

1 comentario:

Unknown dijo...

que interesante, nunca lo escuchara!

http://sopadeojosterror.blogspot.com.es/

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