Se trata de sapo contenedor de agua Cyclorana platycephala,
un anfibio que vive alejado de cualquier charca, en pleno desierto
australiano. Cuando llega el verano, este animal sufre un proceso
conocido como estivación, equivalente a la hibernación
de algunos animales en la estación fría.
En concreto, ante el aumento de
las temperaturas el sapo se entierra en arena (hasta un metro de
profundidad) y reduce su actividad metabólica al mínimo, a la vez que su
piel secreta un moco que se endurece y le permite retener grandes
cantidades de agua sin que se evapore ni una sola gota. Así puede permanecer más de 10 meses. Después de una intensa lluvia, regresa a la superficie para volver a coger reservas de agua y de alimento.
Los aborígenes conocían desde hace tiempo esta extraordinaria capacidad de los sapos y, cuando se topaban con uno de ellos en época de sequía, presionaban ligeramente su piel para extraer el agua y bebérsela sin hacer daño al animal.
En cuanto a su fisiología digestiva, se ha demostrado que, en situaciones extremas, Cyclorana platycephala puede permanecer sin comer durante nada menos que cuatro años.
Los aborígenes conocían desde hace tiempo esta extraordinaria capacidad de los sapos y, cuando se topaban con uno de ellos en época de sequía, presionaban ligeramente su piel para extraer el agua y bebérsela sin hacer daño al animal.
En cuanto a su fisiología digestiva, se ha demostrado que, en situaciones extremas, Cyclorana platycephala puede permanecer sin comer durante nada menos que cuatro años.
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1 comentario:
caray, yo no puedo durar ni 4 horas jajaja, bueno solo estando dormido
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