
En 46 a. C., Julio César, que admiraba el calendario egipcio, encargó al astrónomo Sosígenes que ideara uno para Roma. Aquel calendario, denominado Juliano, tenía 365 días más un día suplementario cada cuatro años (el bisiesto), en febrero, último mes del año romano.
Cuando en 1582 el Papa Gregorio XIII lo reformó, quedó establecido que cada 4 años se agregara un día a febrero excepto en los fines de siglo que no fueran divisibles por 400.
1 comentario:
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