sábado, 2 de abril de 2011

INVESTIGAN UN ASESINATO DE HACE 2500 AÑOS

Investigadores de la Universidad de York (Reino Unido) han analizado un cráneo de 2.500 años de antigüedad, de la Edad de Hierro, y han descubierto indicios de que el individuo al que perteneció murió en circunstancias violentas. El estudio, publicado en el Journal of Archaeological Science, señala que el individuo, de entre 26 y 45 años de edad, habría sido colgado y posteriormente decapitado. Además, su cerebro fue enterrado en un lugar distinto al de su cabeza.

El equipo de York halló los restos de cráneo y cerebro en 2008, en una de las fosas de la Edad de Hierro del campus de Heslington East de York, orientados boca abajo y enterrados en arcilla arenosa, blanda, de color marrón oscuro y rica en materia orgánica. Los arqueólogos, que contaron con el apoyo de con bioarqueólogos, neurólogos y químicos, afirman que el cerebro constituye una de las muestras de tejido blando más antiguas halladas en Europa.

Empleando herramientas avanzadas tales como espectrómetros de masas y un escáner de tomografía computerizada (TAC) para examinar muestras del cerebro, conservado junto al cráneo, identificaron una secuencia de ADN que se correspondía con otras secuencias halladas únicamente en algunos sujetos de la Toscana (Italia) y de Oriente Próximo. Además, indican, según datación por radiocarbono los restos serían de entre el año 673 a.C. y el 482 a.C. Pruebas complementarias confirmaron la presencia en los restos de una serie de lípidos y proteínas específicas del cerebro.

En alusión a estos resultados, la coordinadora del estudio, Sonia O'Connor, de la Universidad de Bradford e investigadora visitante en York, asegura que es "infrecuente poder averiguar la causa de la muerte de un humano cuyos restos esqueletizados se han hallado en un yacimiento arqueológico". "La conservación del cerebro en unos restos en estado de esqueletización es aún más asombrosa, aunque no se trata del único caso", puntualiza.

"Esta es la investigación más exhaustiva que se ha realizado sobre un cerebro hallado en un esqueleto enterrado. Nos ha permitido empezar a comprender el mecanismo por el que un cerebro ha podido conservarse durante miles de años pese a que los tejidos blandos restantes se hayan descompuesto", añade O'Connor. Según la científica, el estado hidratado del cerebro y la falta de indicios de putrefacción sugieren que el enterramiento -en los sedimentos anóxicos de grano fino de la fosa- se produjo muy poco después del fallecimiento.

Los autores analizan actualmente el mecanismo por el que la unión de los lípidos y las proteínas pudo formar la materia cerebral persistente hallada, y de este modo esperan esclarecer las condiciones de la muerte, del entorno donde se enterró el cadáver, y de conservación del cerebro.

http://www.muyinteresante.es

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