Una investigación desarrollada por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), en colaboración con la Universidad de California en San Diego y la Universidad de Stanford, ambas en EEUU, sugiere que la clave del desplazamiento de los caracoles radica en los complejos movimientos musculares del animal y no en la baba, como se sospechaba hasta ahora. Este hallazgo puede abrir la puerta a la construcción de robots que imiten esta forma de propulsión.
Hasta ahora, se sabía que caracoles y babosas se mueven propagando por su cuerpo una serie de ondas musculares que avanzan de la cola a la cabeza, pero se desconocía la importancia de la baba en este proceso. La conclusión obtenida a raíz del estudio y publicada en la revista científica Journal of Experimental Biology es que las propiedades de este fluido no resultan esenciales para impulsarse.
Para la investigación, los científicos han caracterizado la propagación de las ondas musculares que tienen lugar en el cuerpo de los gasterópodos haciendo a caracoles y babosas a moverse sobre superficies transparentes mientras iluminaban su vientre de diferentes formas para grabar imágenes mediante cámaras digitales. Posteriormente, analizaron todos estos datos por ordenador y reconstruyeron la forma 3D del vientre durante la propulsión.
Lo más sorprendente del movimiento del caracol se recoge muy bien en una frase que escribió en los años 80 un profesor de biología de la Universidad de Stanford llamado Mark W. Denny: "¿cómo puede un animal con un sólo pie caminar sobre pegamento?". Y es que la baba es altamente adhesiva, lo que posibilita algunas ventajas, como trepar por las paredes o avanzar por el techo. Además, como sabe cualquiera que haya tenido un caracol en la mano, al avanzar no ejercen fuerza sobre puntos concretos, como hacen los animales con patas, sino que más bien distribuyen una fuerza relativamente baja sobre un área muy grande. "Lo que también ocurre es que es difícil moverse sobre pegamento sin ejercer una fuerza notable y además arrastrar consigo fluido", explica Javier Rodríguez, profesor del departamento de Ingeniería Térmica y de Fluidos de la UC3M. Los caracoles, a lo largo de millones de años de evolución, han conseguido desplazarse sobre una sustancia altamente adhesiva evitando estos inconvenientes.
Este tipo de investigaciones puede ayudar al diseño de robots biomiméticos que realicen funciones que no pueden desempeñar otros ingenios convencionales. Unos investigadores japoneses, por ejemplo, plantean usar este mecanismo de propulsión del caracol para hacer avanzar un endoscopio por el interior del cuerpo humano (tráquea, intestinos, etc), aprovechando la película de mucosa que usualmente recubre estos conductos. "Este mecanismo genera una distribución suave de fuerzas en vez de apoyarse en puntos concretos, lo que reduciría la irritación ocasionada por el desplazamiento del endoscopio, en este caso", añade Rodríguez.
Hasta ahora, se sabía que caracoles y babosas se mueven propagando por su cuerpo una serie de ondas musculares que avanzan de la cola a la cabeza, pero se desconocía la importancia de la baba en este proceso. La conclusión obtenida a raíz del estudio y publicada en la revista científica Journal of Experimental Biology es que las propiedades de este fluido no resultan esenciales para impulsarse.
Para la investigación, los científicos han caracterizado la propagación de las ondas musculares que tienen lugar en el cuerpo de los gasterópodos haciendo a caracoles y babosas a moverse sobre superficies transparentes mientras iluminaban su vientre de diferentes formas para grabar imágenes mediante cámaras digitales. Posteriormente, analizaron todos estos datos por ordenador y reconstruyeron la forma 3D del vientre durante la propulsión.
Lo más sorprendente del movimiento del caracol se recoge muy bien en una frase que escribió en los años 80 un profesor de biología de la Universidad de Stanford llamado Mark W. Denny: "¿cómo puede un animal con un sólo pie caminar sobre pegamento?". Y es que la baba es altamente adhesiva, lo que posibilita algunas ventajas, como trepar por las paredes o avanzar por el techo. Además, como sabe cualquiera que haya tenido un caracol en la mano, al avanzar no ejercen fuerza sobre puntos concretos, como hacen los animales con patas, sino que más bien distribuyen una fuerza relativamente baja sobre un área muy grande. "Lo que también ocurre es que es difícil moverse sobre pegamento sin ejercer una fuerza notable y además arrastrar consigo fluido", explica Javier Rodríguez, profesor del departamento de Ingeniería Térmica y de Fluidos de la UC3M. Los caracoles, a lo largo de millones de años de evolución, han conseguido desplazarse sobre una sustancia altamente adhesiva evitando estos inconvenientes.
Este tipo de investigaciones puede ayudar al diseño de robots biomiméticos que realicen funciones que no pueden desempeñar otros ingenios convencionales. Unos investigadores japoneses, por ejemplo, plantean usar este mecanismo de propulsión del caracol para hacer avanzar un endoscopio por el interior del cuerpo humano (tráquea, intestinos, etc), aprovechando la película de mucosa que usualmente recubre estos conductos. "Este mecanismo genera una distribución suave de fuerzas en vez de apoyarse en puntos concretos, lo que reduciría la irritación ocasionada por el desplazamiento del endoscopio, en este caso", añade Rodríguez.
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1 comentario:
:-) De lo que se entera uno. Muy curioso.
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