
Lustig nació en lo que hoy es la República Checa en enero de 1890. Poseía un carisma sorprendente y una sonrisa irresistible. Siendo aún joven abandonó su país y se dedicaba a estafar a los viajeros que iban en barco a Nueva York.
A éstos les ofrecía una máquina que imprimía en papel blanco billetes de cien dólares. La única pega que tenía la máquina era que sólo sacaba un billete cada 6 horas.
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