jueves, 24 de septiembre de 2009

LA ORDALÍA O JUICIO DE DIOS


La ordalía o Juicio de Dios era una institución jurídica que se practicó hasta finales de la Edad Media en Europa.

Su origen se remonta a costumbres paganas comunes entre los bárbaros, y mediante ella se dictaminaba, atendiendo a supuestos mandatos divinos, la inocencia o culpabilidad de una persona o cosa (libros, obras de arte, etcétera) acusada de pecar o de quebrantar las normas juridicas.

Consistía en pruebas que en su mayoría estaban relacionadas con el fuego, tales como sujetar hierros candentes o introducir las manos en una hoguera. En ocasiones también se obligaba a los acusados a permanecer largo tiempo bajo el agua. Si alguien sobrevivía o no resultaba demasiado dañado, se entendía que Dios lo consideraba inocente y no debía recibir castigo alguno.

De estos juicios se deriva la expresión poner la mano en el fuego, para manifestar el respaldo incondicional a algo o a alguien.

En el pueblo hebreo, se decidía la inocencia o culpabilidad de una persona por medio de pruebas. Se suponía la intervención de la Divinidad, y, en el más antiguo de sus libros, las aguas amargas, se puede considerar como un juicio de Dios.

En Grecia, en la obra Antígona del poeta Sófocles, en el siglo V a. C., se hace mención a un guerrero, que, habiendo tomado las armas contra su patria, fue castigado negando a su cadáver la sepultura. Una mano desconocida le tributó los últimos honores. Esta infracción de la ley fue atribuida al guarda y depositario de los restos del condenado. Éste afirma que es inocente del delito que se le imputa. Ofrece probar su inocencia, bien sea llevando en sus manos un hierro candente, bien sea marchando sobre un brasero encendido, bien jurando por Dios.

A lo largo del tiempo, los tipos de pruebas fueron de dos clases: canóniga y vulgar.

* La vulgar consistía en las maneras de justificarse inventadas por las supersticiones del pueblo.
* La canónica, en el juramento prescrito en los cánones y que se llamó Juicio de Dios.

El Juicio de Dios parece distinguirse del juramento, según este texto del concilio celebrado en Maguncia el año 888: Aut judicii examine, aut sacramenti protestatione se expurget.

Los anglosajones o normandos diferenciaban este juicio del duelo judicial. Significa una prueba por el agua o hierro candente. El capítulo LXII de las leyes de Guillermo el Conquistador, dice:Si un francés acusa a un inglés de perjurio defiéndase el inglés a su elección por el juicio de hierro o por el duelo.

Desde los siglos X al XII hubo quien tuvo que sufrir la prueba del fuego, poniendo la mano en un brasero, andando con los pies desnudos por carbones encendidos o atravesando con los pasos contados el espacio entre dos hogueras.

Otros sufrieron la prueba del hierro candente, para lo cual se enrojecían al fuego unas veces nueve o doce rejas de arado, otras un guantelete de armas, donde el acusado debía meter la mano y otras una barra de hierro.

La Ordalía o prueba judicial se realizaba en la iglesia.

A un lado estaba el agua hirviendo, en una caldera puesta al fuego, y al otro una gran cuba donde se echaba agua fría. Las iglesias donde se ejecutaba la prueba caldaria recibían del señor dominante del territorio este privilegio.

Los acusados pagaban al fisco de la iglesia el derecho exigido por la prueba y el agua fría estaba reservada para los villanos o pecheros.

Si la acusación era simple, debían meter la mano en el agua hirviendo hasta la muñeca; pero si era compleja debían sumergir el brazo hasta el codo (véase Leyes de Adelstan) y se envolvía la mano, el juez colocaba un sello y al tercer día se examinaba el resultado de la prueba. Si había quemadura, el acusado era culpable; si no las había era inocente.

En los pueblos germánicos, la prueba del agua se usó en Alemania sin los ritos religiosos en las acusaciones de sortilegio.

6 comentarios:

Kassiopea. dijo...

Pocos se debían salvar después de una ordalía.

Por cierto, con tu permiso te robaré este post para el blog de historia.

Jordi dijo...

Todo tuyo.

Javi Crespo dijo...

Francamente interesante, lo cual no es ninguna sorpresa. Vivir hoy en día se ha convertido en toda una ordalía...pero de otro tipo. :)

Marucha dijo...

Tienes un blog con temas muy interesantes.

isthar dijo...

Un gusto saludarte y decir que
Marie-Madeleine-Marguerite d'Aubray, Marquise de Brinvilliers una célebre envenenadora francesa sufrió éste castigo por envenenar a muchas personas incluido su padre , hermano .
En mi blog Carta de personajes, está la historia completa y la carta por cierto muy inquietante de dicha mujer.
El grabado que colocaste es precisamente de su suplicio.
Me gusta tu espacio Felicidades
Un cordial saludo Isthar

enlazo a mis blogs.

MIA dijo...

això del foc, terrible no? no m'ho puc imaginar. abraçada

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