En 1935, el antropólogo Ralph von Koenigswald encontró en una farmacia de Hong Kong una muela que correspondía a un primate mucho más grande que todos los conocidos.
Aquello le incitó a investigar y acabó descubriendo en el interior de la China continental los restos de una especie a la que bautizó como Gigantopithecus blacki.
Se trataba del mayor primate que ha existido. Medía alrededor de tres metros y pesaba de media seiscientos kilos, y se extinguió hará unos 100.000 años, lo que significa que tuvo tiempo de convivir con los seres humanos.
Y la noticia del hallazgo de la nueva especie de mono prehistórico, inspiró a los cineastas y aventureros Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack para crear al legendario simio de su película King Kong.
Pero, ¿por qué se extinguió este fabuloso primate? Un equipo de los centros Senckenberg de Evolución Humana en Tubinga cree haber encontrado la explicación. Según han publicado en la revista Quaternary International, no fue capaz de adaptarse a los cambios ambientales.
Los investigadores estudiaron el esmalte de los dientes de este mono gigante con el fin de averiguar datos sobre su dieta, y llegaron a la conclusión de que este mono gigante era vegetariano. El animal debía necesitar grandes cantidades diarias de alimentos dado su tamaño. Por eso, cuando los bosques chinos donde habitaba se transformaron en sabanas, no fue capaz de seguir consiguiendo los medios suficientes para su manutención y acabó desapareciendo.
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