Según la leyenda que se extendió con el tiempo, las desdichas de los Cachorros de Chicago comenzaron el 6 de octubre de 1945, cuando un tabernero de la zona lanzó una maldición.
En aquella fecha, los Cachorros, recibieron en Wrigley Field a los Tigres de Detroit, para disputar el cuarto partido de la Serie Mundial, evento que consagra al campeón de Grandes Ligas. La novena home club ganaba 2 x 1 la Serie y un triunfo los colocaba a las puertas de un nuevo título en las Mayores.
Hasta el estadio se acercó Billy Sianis, un inmigrante griego dueño de la taberna Billy’s Goat (la cabra de Billy). Iba acompañado de una cabra llamada Murphy, la que consideraba un amuleto de la suerte y que también servía para promocionar el negocio, ubicado a pocas cuadras del estadio. Ambos tenían entradas.
En la puerta a Sianis no le permitieron entrar con la peculiar mascota. Ante la negativa Billy exigió hablar con Philip K. Wrigley, dueño de los Cachorros. “Dejen entrar a Billy, pero no a la cabra”, ordenó el dirigente “¿Por qué no a la cabra?”, consultó el enojado fanático. “Porque la cabra apesta”, fue la tajante respuesta del directivo. Otra versión señala que Sianis ingresó al Wrigley Field, pero el público le exigió que se retirara por el mal olor que emanaba Murphy.
“Los Cubs no ganarán nunca más. Los Cubs nunca ganarán la Serie Mundial hasta que no le permitan a la cabra ingresar a Wrigley Field”, maldijo un enojado Billy. Créase o no, Chicago perdió la Serie Mundial con Detroit (“¿Y ahora quién apesta?”, decía una carta que Billy le envió a Wrigley una vez concretada la derrota). Así nació la “Maldición de la Cabra”, ya que los Cachorros no volvieron a asistir al Clásico de Octubre.
1 comentario:
Nunca sabremos si fue casualidad ...
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