Mediante observaciones de la misión Kepler de la NASA, los astrónomos podrían haber detectado la evidencia de un posible planeta que se desintegra bajo el abrasador calor de su estrella a 1.500 años luz de la Tierra. Similar a un cometa formado por escombros, este candidato a planeta Super Mercurio se caracteriza por exhibir una cola de polvo.
Pero este fenómeno va a durar por mucho tiempo. Los científicos calculan que, a la actual tasa de evaporación, este mundo polvoriento podría quedar completamente vaporizado dentro de los 200 millones de años.
Un equipo de investigación dirigido por Saúl Rappaport, profesor emérito de Física en el Massachusetts Institute of Technology, Cambridge, ha identificado un patrón de luz inusual que emana de una estrella llamada KIC 12557548 en el campo de visión del telescopio espacial Kepler.
Kepler detecta planetas y candidatos a planetas mediante la medición de las caídas en el brillo de más de 150.000 estrellas para buscar objetos que se cruzan en frente, o en tránsito, de sus estrellas.
Orbitando una estrella más pequeña y fría que nuestro sol, este candidato a planeta completa su órbita en menos de 16 horas, una de las órbitas más cortas detectadas hasta ahora. A una distancia orbital de sólo dos veces el diámetro de su estrella, la temperatura de la superficie del planeta se estima en unos ardientes 1.816 grados centígrados.
Los científicos barajan la hipótesis de que el lado de este infierno potencialmente rocoso que mira hacia la estrella es un océano de magma hirviente. La superficie se funde y se evapora a temperaturas tan elevadas que la energía del viento resultante es suficiente para permitir que el polvo y el gas se escape al espacio. Esta emanación de polvo se desintegra alrededor de la estrella.
http://www.que.es
Pero este fenómeno va a durar por mucho tiempo. Los científicos calculan que, a la actual tasa de evaporación, este mundo polvoriento podría quedar completamente vaporizado dentro de los 200 millones de años.
Un equipo de investigación dirigido por Saúl Rappaport, profesor emérito de Física en el Massachusetts Institute of Technology, Cambridge, ha identificado un patrón de luz inusual que emana de una estrella llamada KIC 12557548 en el campo de visión del telescopio espacial Kepler.
Kepler detecta planetas y candidatos a planetas mediante la medición de las caídas en el brillo de más de 150.000 estrellas para buscar objetos que se cruzan en frente, o en tránsito, de sus estrellas.
Orbitando una estrella más pequeña y fría que nuestro sol, este candidato a planeta completa su órbita en menos de 16 horas, una de las órbitas más cortas detectadas hasta ahora. A una distancia orbital de sólo dos veces el diámetro de su estrella, la temperatura de la superficie del planeta se estima en unos ardientes 1.816 grados centígrados.
Los científicos barajan la hipótesis de que el lado de este infierno potencialmente rocoso que mira hacia la estrella es un océano de magma hirviente. La superficie se funde y se evapora a temperaturas tan elevadas que la energía del viento resultante es suficiente para permitir que el polvo y el gas se escape al espacio. Esta emanación de polvo se desintegra alrededor de la estrella.
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