Son millones de historias y anécdotas que se han contado y escrito desde
aquel 30 de noviembre de 1872, la fecha en la que se jugó el primer
partido internacional entre selecciones.
El primer partido oficial entre Escocia e Inglaterra fue el de 1872,
aunque no fue el primero en el cual estuvieron representados ambos
países.
La diferencia fue que en los duelos anteriores no hubo jugadores
escoceses que jugaban en Escocia, sino que fueron llamados aquellos que
formaban parte del fútbol inglés y que tuvieran alguna conexión con el
norte de la frontera.
Tras dos años de discusiones y
planificación, tiempo que aprovechó el rugby para disputar su primer
partido internacional entre ambos países, se llegó a un acuerdo para
jugar el partido un 30 de noviembre, fecha en la que Escocia celebra su
día nacional en honor a su patrono, St. Andrews.
Al igual que
sucedió con el encuentro internacional de rugby en 1871, las autoridades
de fútbol eligieron un campo de críquet para disputar su juego.
La
diferencia es que el fútbol se dirigió hacia el oeste del país, a un
club de trabajadores en Glasgow, para diferenciarse de sus rivales del
rugby -un deporte que calificaban de más elitista-, que habían jugado en
Edimburgo, en el este del país.
En 1872 ni siquiera había empezado a disputarse la liga de fútbol en
Inglaterra, sólo existía la Copa de la Asociación de fútbol (FA Cup),
mientras que la Copa en Escocia comenzaría al año siguiente.
Fue por eso que la selección de jugadores fue algo diferente a lo que se conoce hoy.
Escocia,
por ejemplo, convocó a 11 jugadores de un mismo club, el Queen's Park,
uno de los principales del país. Inglaterra, en cambio, si varió su
elección y llamó a futbolistas de nueve clubs, siendo el más
representado la Universidad de Oxford, con tres.
Escocia apareció
con su tradicional color azul oscuro en el uniforme, que también era el
color del Queen's Park en la época, y un león en su escudo. Inglaterra
se vistió de blanco y tres leones en su pecho.
La expectativa por el histórico duelo atrajo a unas 4.000 personas que
pagaron un chelín por la entrada, que equivaldría a poco más de US$5 en
la actualidad.
Ese fue el mismo precio que se cobró para presenciar la final de la FA Cup en Inglaterra.
El
partido se demoró 20 minutos de la hora prevista para comenzar hasta
que el árbitro escocés William Keay diera el pitazo inicial.
Cuentan
los historiadores que se trató de un ambiente amigable que marcó la
tónica de este partido durante más de 100 años, algo impensable en la
actualidad.
De hecho la última vez que Inglaterra visitó Escocia
fue hace 15 años, partido que terminó con cientos de detenidos por
enfrentamientos violentos entre las dos aficiones.
El
desarrollo del partido no genero jugadas polémicas y su carácter de
amistoso se reflejó entre los jugadores, que se abstuvieron de entradas
violentas.
Ninguno sufrió lesiones pese a que para entonces no se utilizaban las protecciones en las piernas (canilleras o espinilleras).
Los sistemas utilizados por los entrenadores propusieron un juego
completamente de ataque dejando completamente expuestas las líneas
defensivas.
Los locales, por ejemplo, alinearon con un portero,
dos defensas, dos centrocampistas y seis delanteros. Los visitantes
fueron aún más allá, con una formación de un arquero, un defensa, uno en
el medio campo y ocho delanteros.
Las agresivas tácticas no tuvieron el efecto deseado debido a que el
partido estuvo condicionado por un campo muy pesado, que sufrió el
efecto de la incesante lluvia que había caído durante los tres días
previos al partido.
El resultado final fue 0-0, marcador que no se repetiría entre ambas selecciones hasta 1970.
Para entonces no estaban
permitidas las sustituciones, aunque el portero de la selección inglesa
cambió de posición con un compañero para jugar adelante en el segundo
tiempo.
http://www.bbc.co.uk
1 comentario:
No lo sabía, me ha gustado aprender algo nuevo.
Un abrazo!
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