
De Molay profetizó un inminente juicio divino para el papa Clemente V y el rey francés Felipe IV, responsables del final de la Orden y de la condena de sus dirigentes.
Meses después, el pontífice y el monarca hicieron buenos los augurios del Gran Maestre: ambos murieron en el transcurso de ese mismo año. La maldición se había cumplido y De Molay se convirtió en leyenda.
Todos los mitos oscuros que habían envuelto a los templarios se proyectaron en él, y pasó a engrosar a lista de personajes enigmáticos de la Historia, donde resuenan nombres como Nefertiti, Pitágoras, Nostradamus, Diego de Torres Villarroel, Conde de Cagliostro, Caballero d’Eon, Kaspar Mauser, Helena Blavatsky o Percy Fawcett.
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1 comentario:
"Malditos seáis todos hasta la decimotercera generación", dicen que soltó cuando estaba en la hoguera. Y a partir de entonces los Capetos fueron de desgracia en desgracia.
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