
Esta máquina mide la distancia recorrida y el tiempo que se tarda en recorrerla, lo que permite establecer una tarifa normalizada. La palabra en sí proviene del francés taxe (tarifa) y del griego metron (medir).
A mediados del siglo XIX ya habían existido el Mile-Index y el Registro Kilométrico, con el mismo fin, pero en sus primeros tiempos ninguno de ellos gozó de popularidad entre los taxistas, ya que no querían que sus ingresos fueran regulados por máquinas. Bruhn, incluso, fue arrojado al río por su invento.
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