Existen dos especies de aves venenosas en el mundo, ambas tienen toxinas en su piel y plumas que se supone adquieren el veneno al ingerir un tipo de escarabajo venenoso. Su toxicidad les protege de depredadores y parásitos...
El Pitohui Encapuchado
El pitohui encapuchado (Pitohui dichrous) de Nueva Guinea es uno de los dos pájaros venenosos que existen en el mundo. El veneno que fabrican es la homeobatraciotoxina, típica de algunas ranas, se encuentra preferentemente en las plumas y en la piel. Los habitantes de Papúa Nueva Guinea los llaman "pájaros basura", ya que no pueden ser comidos; sin embargo, en una situación desesperada podrían ser consumidos después de quitarles todas las plumas y la piel y asar la carne al carbón.
El pitohui de Nueva Guinea es el primer ave en el que se ha descubierto científicamente que utiliza veneno como medio de defensa. Estos pájaros cantores son omnívonas y se supone que sintetizan el veneno de sus plumas tras ingerir escarabajos locales.
Sus plumas son muy llamativas y de colores brillantes. Lo cual aseguran algunos expertos es un sistema para advertir a sus depredadores del riesgo que supone alimentarse de ellas. La piel y las plumas de algunas de sus especies, especialmente del pitohuí variable y del bicolor, contienen poderosas neurotoxinas alcaloides del grupo de las batraciotoxinas (también producidas por las ranas dardo colombianas del género Phyllobates).
Se cree que esto sirve a las aves como defensa química contra simples parásitos y, del mismo modo, contra depredadores como serpientes, aves más grandes e incluso humanos, que son atraídos por sus vivos colores.
El tóxico, conocido como homobatracotoxina, se concentra principalmente en las plumas y la piel del ave, aunque también puede recogerse de los músculos, el estómago y otros órganos del animal. Las plumas más tóxicas son aquéllos localizados en la barriga, pecho y piernas de los pájaros. También se cree -aunque no está aún demostrado- que las aves frotan la toxina en los huevos y en el nido, protegiéndolos de eventuales depredadores como serpientes, roedores y aves rapaces.
Hasta ahora, este tipo de defensa química sólo era conocida en otros organismos pero no en las aves. Curiosamente, la homobatracotoxina aislada en los pitohui pertenece a una clase de compuestos denominados batracotoxinas. Los herpetólogos pensaban que estos venenos eran exclusivos de las ranas neotropicales del género Phyllobates (Phyllobates aurotaenia) y Dendrobates.
Uno solo de estos batracios, del tamaño de una lenteja, tiene en su piel veneno suficiente para matar a varias personas. Al ser ingerida, el sabor tan espantoso de la toxina impulsa al depredador a escupirla casi al instante.
Las aves posiblemente no produzcan la batraciotoxina por sí mismas, sino que la obtengan de algunos escarabajos del género Choresine, que son parte de su dieta, para posteriormente sintetizarla y agregarla a su piel y plumas.
Se ha sugerido que los colores tan llamativos de estas aves son ejemplo de aposematismo (coloración de advertencia): el pitohuí bicolor tiene colores muy brillantes, con el vientre en rojo ladrillo y la cabeza en negro intenso. Por su parte, el pitohuí variable que, como su nombre implica, presenta formas muy distintas en una veintena de subespecies de distintos patrones de plumaje, registra al menos dos que son muy parecidas al pitohuí bicolor, dando muestra así de mimetismo mülleriano. El que especies peligrosas compartan características físicas le confiere una ventaja. Al ser similares los posibles depredadores tratarán de evitar contacto son estas aves en mayor grado, por tanto, ambas se protegen.
El veneno de estas aves fue descubierta por Jack Dumbacher mientras investigaba en este país y por curiosidad probó a que sabía una de las plumas (ya que el veneno se concentra en las plumas y piel) y observó que su lengua se dormía.
Tiempo después otros cientificos se dieron cuenta que no es el Pitohui el que produce esta toxina (la cual es mortal en dosis mayores) sino que proviene de un escarabajo que es parte de su dieta…
Otros científicos reportan que mientras han manipulado especímenes vivos de esta ave sus dedos y brazos se duermen por un rato. La toxina en dosis suficientes y si por ejemplo se introdujera por una herida podría llegar a ser mortal. Existen casos de indígenas en suramérica que envenenaban sus flechas con una toxina similar producida por ranas venenosas.
Ifrita kowaldi
Investigadores han encontrado un segundo género de ave venenosa -el Ifrita kowaldi- también conocido por los lugareños de Nueva Guinea como el "pájaro amargo" o "Hablantín de Gorra Azul"., que lleva las mismas toxinas de las ranas neotropicales cuyo veneno se utiliza en dardos por tribus de Centro y Sudamérica.
Este pájaro también es omnívoro e ingiere el escarajo de forma habitual el escarabajo que se supone les suministra la toxina que los confiere su tan particular veneno cutáneo.
Pájaros Venenosos en el Pasado
Ambas especies se podrían considerar las únicas especie de aves venenosas que habitan la tierra actualmente. Sin embargo se ha podido probar que existieron otros "pájaros venenosos". Como un terrible ave rapaz del tamaño de un pavo que tenía dientes en su pico que inoculaban un terrible veneno. Este terrible depredador, denominado Sinornithosaurio, vivió hace 128 millones de años en China. Los investigadores han encontrado en la cara del animal unas depresiones especiales en las que tenía las glándulas venenosas. Éstas estaban conectadas a una serie de largos y acanalados dientes en la mandíbula superior. Este sistema, es similar al que tienen las serpientes modernas, por lo que ambas especies también podrían estar emparentadas.
El Pitohui Encapuchado
El pitohui encapuchado (Pitohui dichrous) de Nueva Guinea es uno de los dos pájaros venenosos que existen en el mundo. El veneno que fabrican es la homeobatraciotoxina, típica de algunas ranas, se encuentra preferentemente en las plumas y en la piel. Los habitantes de Papúa Nueva Guinea los llaman "pájaros basura", ya que no pueden ser comidos; sin embargo, en una situación desesperada podrían ser consumidos después de quitarles todas las plumas y la piel y asar la carne al carbón.
El pitohui de Nueva Guinea es el primer ave en el que se ha descubierto científicamente que utiliza veneno como medio de defensa. Estos pájaros cantores son omnívonas y se supone que sintetizan el veneno de sus plumas tras ingerir escarabajos locales.
Sus plumas son muy llamativas y de colores brillantes. Lo cual aseguran algunos expertos es un sistema para advertir a sus depredadores del riesgo que supone alimentarse de ellas. La piel y las plumas de algunas de sus especies, especialmente del pitohuí variable y del bicolor, contienen poderosas neurotoxinas alcaloides del grupo de las batraciotoxinas (también producidas por las ranas dardo colombianas del género Phyllobates).
Se cree que esto sirve a las aves como defensa química contra simples parásitos y, del mismo modo, contra depredadores como serpientes, aves más grandes e incluso humanos, que son atraídos por sus vivos colores.
El tóxico, conocido como homobatracotoxina, se concentra principalmente en las plumas y la piel del ave, aunque también puede recogerse de los músculos, el estómago y otros órganos del animal. Las plumas más tóxicas son aquéllos localizados en la barriga, pecho y piernas de los pájaros. También se cree -aunque no está aún demostrado- que las aves frotan la toxina en los huevos y en el nido, protegiéndolos de eventuales depredadores como serpientes, roedores y aves rapaces.
Hasta ahora, este tipo de defensa química sólo era conocida en otros organismos pero no en las aves. Curiosamente, la homobatracotoxina aislada en los pitohui pertenece a una clase de compuestos denominados batracotoxinas. Los herpetólogos pensaban que estos venenos eran exclusivos de las ranas neotropicales del género Phyllobates (Phyllobates aurotaenia) y Dendrobates.
Uno solo de estos batracios, del tamaño de una lenteja, tiene en su piel veneno suficiente para matar a varias personas. Al ser ingerida, el sabor tan espantoso de la toxina impulsa al depredador a escupirla casi al instante.
Las aves posiblemente no produzcan la batraciotoxina por sí mismas, sino que la obtengan de algunos escarabajos del género Choresine, que son parte de su dieta, para posteriormente sintetizarla y agregarla a su piel y plumas.
Se ha sugerido que los colores tan llamativos de estas aves son ejemplo de aposematismo (coloración de advertencia): el pitohuí bicolor tiene colores muy brillantes, con el vientre en rojo ladrillo y la cabeza en negro intenso. Por su parte, el pitohuí variable que, como su nombre implica, presenta formas muy distintas en una veintena de subespecies de distintos patrones de plumaje, registra al menos dos que son muy parecidas al pitohuí bicolor, dando muestra así de mimetismo mülleriano. El que especies peligrosas compartan características físicas le confiere una ventaja. Al ser similares los posibles depredadores tratarán de evitar contacto son estas aves en mayor grado, por tanto, ambas se protegen.
El veneno de estas aves fue descubierta por Jack Dumbacher mientras investigaba en este país y por curiosidad probó a que sabía una de las plumas (ya que el veneno se concentra en las plumas y piel) y observó que su lengua se dormía.
Tiempo después otros cientificos se dieron cuenta que no es el Pitohui el que produce esta toxina (la cual es mortal en dosis mayores) sino que proviene de un escarabajo que es parte de su dieta…
Otros científicos reportan que mientras han manipulado especímenes vivos de esta ave sus dedos y brazos se duermen por un rato. La toxina en dosis suficientes y si por ejemplo se introdujera por una herida podría llegar a ser mortal. Existen casos de indígenas en suramérica que envenenaban sus flechas con una toxina similar producida por ranas venenosas.
Ifrita kowaldi
Investigadores han encontrado un segundo género de ave venenosa -el Ifrita kowaldi- también conocido por los lugareños de Nueva Guinea como el "pájaro amargo" o "Hablantín de Gorra Azul"., que lleva las mismas toxinas de las ranas neotropicales cuyo veneno se utiliza en dardos por tribus de Centro y Sudamérica.
Este pájaro también es omnívoro e ingiere el escarajo de forma habitual el escarabajo que se supone les suministra la toxina que los confiere su tan particular veneno cutáneo.
Pájaros Venenosos en el Pasado
Ambas especies se podrían considerar las únicas especie de aves venenosas que habitan la tierra actualmente. Sin embargo se ha podido probar que existieron otros "pájaros venenosos". Como un terrible ave rapaz del tamaño de un pavo que tenía dientes en su pico que inoculaban un terrible veneno. Este terrible depredador, denominado Sinornithosaurio, vivió hace 128 millones de años en China. Los investigadores han encontrado en la cara del animal unas depresiones especiales en las que tenía las glándulas venenosas. Éstas estaban conectadas a una serie de largos y acanalados dientes en la mandíbula superior. Este sistema, es similar al que tienen las serpientes modernas, por lo que ambas especies también podrían estar emparentadas.
http://www.escalofrio.com
3 comentarios:
Vaya vaya con los jilguerillos...
El pollo de toda la vida...vamos que no lo cambio.
No te puedes fiar ni de un pajarillo.
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