A 40 euros la taza pequeña, el café Black Ivory que se produce en el norte de Tailandia ha de tener por fuerza algo más.
Y ese algo es lo que atrae a gourmets y curiosos de todo el mundo en busca de la última exquisitez en este campo: un café digerido y expulsado por las heces de los elefantes que abundan en este idílico paisaje de jungla y montañas fronterizo con Laos y Birmania.
Recientemente, tuve la oportunidad de probar el Black Ivory justo donde se produce, en los terrenos del hotel Anantara de Chiang Rai, que colabora con la Fundación de Elefantes Asiáticos del Triángulo de Oro (GTAEF en sus siglas en inglés) en proyectos para la recuperación y el cuidado de los elefantes tailandeses.
La historia es la siguiente: Blake Dinkin, fundador del Black Ivory,
andaba buscando otra opción para seguir produciendo este tipo de café,
después de una experiencia fallida con civetas
africanas, un pequeño mamífero que también se utiliza en Indonesia para
producir este tipo de café, y que se vieron afectadas por la epidemia de
la gripe aviar de 2003.
Al conocer que los elefantes asiáticos eran atacados con frecuencia al invadir las plantaciones de café en busca de los pequeños frutos, se puso manos a la obra, y después de visitar más de 35 santuarios de elefantes en Indonesia, Laos y Tailandia, Blake escogió la GTAEF por la manera en la que cuidan de estos animales, rescatándolos en su mayoría de las calles de Bangkok y Pattaya y dando una oportunidad a los elefantes y a sus cuidadores de ganarse la vida de manera digna y sostenible.
El proceso es muy sencillo: los elefantes comen los frutos de la planta del café y después los expulsan con sus heces.
El grano de café queda protegido por el fruto que actúa de caparazón.
El café es entonces recolectado, lavado y tostado, listo para su
utilización.
¿Qué le aporta este proceso? Las enzimas del proceso digestivo de los elefantes rompen la proteína del café, lo que le quita su amargura,
y al ser el elefante un animal herbívoro, la fermentación en su
estómago hace que la fruta penetre en el grano de café, aportando un sabor más dulce y complejo del habitual. ¿Y el precio? Se necesitan 33 kilos de frutos de la variedad Arábica para producir un kilo del Black Ivory,
ya que muchos se pierden en el proceso o no se pueden utilizar tras
romperse el fruto al pasar por el aparato digestivo de los paquidermos.
Un 8% de los beneficios se destinan directamente al cuidado de los elefantes de la GTAEF. Su recolección proporciona además un ingreso extra a los mahouts, los cuidadores de los elefantes, y a sus mujeres, que viven con sus elefantes en los terrenos del hotel Anantara.
http://www.ocholeguas.com
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