El megalodon se conoce únicamente por numerosos dientes fósiles y algunas vértebras y esqueletos parciales en el Caribe. Los dientes son en muchos aspectos similares a los del tiburón blanco actual (Carcharodon carcharias), pero con un tamaño que puede superar los 17,5 centímetros de largo, por lo que se suele considerar la existencia de un estrecho parentesco y probablemente, también parecido aspecto y conducta) en ambas especies. Sin embargo, algunos investigadores opinan que las similitudes entre los dientes de ambos animales son producto de un proceso de evolución convergente.
En 1995 se propuso trasladar la especie a un nuevo género, Carcharocles. A fecha de hoy, la cuestión no se ha resuelto del todo. Muchos paleontólogos se inclinan en la actualidad por el nombre de Carcharocles, mientras que otros (sobre todo especialistas en biología marina) mantienen su conexión con el gran tiburón blanco e incluyen a ambos animales en el género Carcharodon. Los defensores de Carcharocles opinan que el ancestro más probable del megalodon fue el Otodus obliquus del Eoceno, mientras que el tiburón blanco descendería de Isurus hastalis, el "mako de dientes anchos" del Mioceno.
Existe la teoría de que los megalodones adultos se alimentaban de ballenas y se extinguieron cuando los mares polares se volvieron demasiado fríos para los tiburones, permitiendo que las ballenas estuviesen a salvo de ellos durante el verano. El diente del tiburón megalodon era del tamaño de una mano y el del tiburón blanco del tamaño de un dedo. Los tiburones pueden oler una gota de sangre a 12 km de distancia pero el olor de la sangre se dispersa más rapido por el aire que por el agua por eso los científicos dicen que sacan su cabeza para percibir el olor.
Las estimaciones más sensatas del tamaño de esta criatura oscilan entre los 12 y 15 metros. Las reconstrucciones previas con longitudes que podían llegar a los 30 metros se consideran por lo general como poco precisas. Sin embargo, en el 2008 una expedición conformada por el Praehistorica Institut de Hanau - Alemania y el Museo de Paleontología Meyer-Hönninger de Trujillo, hallaron en Perú el primer esqueleto completo de un Carcharocles Megalodon de 16 y 20 m de largo, incluyendo el cerebro fosilizado del mismo.
Aunque la gran mayoría de los expertos consideran que la evidencia disponible indica claramente que el megalodon está extinto, la idea de que una población superviviente pudiese seguir existiendo en la realidad parece haberse asentado en el imaginario público, a pesar de que la mayor parte de las evidencias en favor de esta idea es escasa. Sin embargo esta idea no es descartada por la mayoria de los científicos.
Dos dientes de megalodonte encontrados por el HMS Challenger fueron datados para fechas tan recientes como de 10.000 a 15.000 años atrás, tiempo estimado para la deposición de la cantidad de manganeso acumulada sobre ellos. No obstante, es bastante probable que los dientes estuviesen ya fosilizados antes de que la costra de manganeso se desarrollase sobre ellos, por lo que su origen sería mucho más antiguo y no tendría nada de extraordinario. Varios autores opinan que las estimaciones recientes para estos dientes son imprecisas y que cualquier afirmación de la existencia de Carcharodon megalodon en tiempos post-pliocénicos es simplemente errónea, basada en metodología y experimentos obsoletos]. Roesch y otros recalcan el hecho de que los megalodontes eran probablemente animales costeros (como los tiburones blancos), por lo que una supervivencia en el fondo de los océanos sería extremadamente inverosímil.
Por otra parte, se ha informado de supuestos hallazgos (sin confirmación por parte de expertos) de esqueletos y huesos de cachalotes en cuyo interior aparecían dientes de megalodonte incrustados. No obstante, las historias de este tipo se consideran simples leyendas urbanas.
wikipedia.es
2 comentarios:
Joer y qué boquita tiene el bicharraco.
Me encantaria que el megalodon estuviese vivo
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