Es habitual que en la Edad Media el marido ofendido asesine a los amantes o tome la justicia por su cuenta sin esperar la intervención de la justicia. Diversos documentos del siglo XV justifican tales actos del marido “movido por el dolor o la venganza”. A finales de la Edad Media no está muy claro si debe ser juzgado por los delitos que cometía.
La Lex Julia romana permitía que el marido matara al amante y que el padre de la esposa matara a ambos adúlteros si los hallaba juntos. Si el marido mataba a la mujer o el padre de ella mataba solamente a uno eran perseguidos pero las penas eran menores que si no se hubiera cometido un adulterio.
El Código Justiniano, hizo más difícil para el marido engañado poder matar a su mujer con impunidad legal. Según la Novelae 117, del año 542, el marido engañado debía dar tres avisos escritos a los adúlteros, cada uno delante de tres testigos fiables, y si después de tres avisos volvía a encontrarlos juntos, entonces podía matar al amante. A la mujer no la podía matar sin ser acusado de asesino aunque la hubiera acusado previamente de adulterio. Beaumanior y otros autores desarrollaron esta misma idea a lo largo de la Edad Media.
El derecho germano reconoció al marido el derecho de matar a ambos con total impunidad si los sorprendían juntos. Los visigodos asignaron el mismo derecho al marido, al padre y a los hermano de la adúltera. Y la mayor parte de los fueros altomedievevales castellanos inspirados en el Fuero Juzgo dotaron al marido del derecho de matar a ambos.
La Lex Julia romana permitía que el marido matara al amante y que el padre de la esposa matara a ambos adúlteros si los hallaba juntos. Si el marido mataba a la mujer o el padre de ella mataba solamente a uno eran perseguidos pero las penas eran menores que si no se hubiera cometido un adulterio.
El Código Justiniano, hizo más difícil para el marido engañado poder matar a su mujer con impunidad legal. Según la Novelae 117, del año 542, el marido engañado debía dar tres avisos escritos a los adúlteros, cada uno delante de tres testigos fiables, y si después de tres avisos volvía a encontrarlos juntos, entonces podía matar al amante. A la mujer no la podía matar sin ser acusado de asesino aunque la hubiera acusado previamente de adulterio. Beaumanior y otros autores desarrollaron esta misma idea a lo largo de la Edad Media.
El derecho germano reconoció al marido el derecho de matar a ambos con total impunidad si los sorprendían juntos. Los visigodos asignaron el mismo derecho al marido, al padre y a los hermano de la adúltera. Y la mayor parte de los fueros altomedievevales castellanos inspirados en el Fuero Juzgo dotaron al marido del derecho de matar a ambos.
5 comentarios:
De ahí vendrá lo de "quien avisa no es traidor" jajaja.
Cualquiera cometía adulterio en esa época, madre mia.
Besos
total, que por un polvo no me juego yo la vida jajaja anda que se andaban con tonterias
Recordar aquel códice, el de Hammurabi, que no era más que un listado de castigos a las mujeres por parte de sus dueños, los maridos...y es el primer documento escrito por el Hombre.
Hemos avanzado ???
jjajaja
creo que cada cosa corresponde para un tiempo
que se deberia hacer ahora?
no se ustedes pero mis impulsos humanos no creo que los podria contener jajaja
http://nuestrogranmundo.blogspot.com/
No debería existir la muerte impuesta bajo ningún motivo, aunque a veces no dejo de reconocer que viendo ciertos especímenes me asalta el impulso repentino de pedirla.
¿El adulterio? Un engaño más. ¿Qué diferencia hay entre el adulterio y cualquier otra mentira? Aunque no debería existir porque es fácil marcharse y, una vez libre, hacer lo que se quiera.
Un saludo
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